Señor Presidente, al cumplirse un año de su gestión, es importante reconocer los avances que se han logrado, como la inauguración de 14 centros de salud, el abastecimiento adecuado de medicamentos en las bodegas del Ministerio de Salud, el remozamiento de más de 10 mil escuelas y un crecimiento económico del 3.7%. Pero representan apenas una gota frente al inmenso mar de necesidades de nuestro país.
La realidad es que Guatemala sigue sumida en problemas profundos y persistentes: pobreza extrema, desnutrición crónica, falta de oportunidades educativas de calidad, un sistema de salud que no llega a los más vulnerables y una infraestructura deficiente que frena el desarrollo. Más preocupante aún es la percepción de una falta de compromiso real de su parte para enfrentar y resolver estas problemáticas de manera estructural.
Señor Presidente, los recursos están. Su administración ha contado con el apoyo presupuestario necesario y con las herramientas legislativas para actuar, pero la falta de visión estratégica y de liderazgo efectivo ha limitado los avances. Su gobierno no fue elegido para buscar excusas ni para enfocarse en agendas secundarias; fue elegido para liderar soluciones reales a los problemas que afectan la vida de millones de guatemaltecos.
Como ciudadano preocupado y como representante de una población que sigue esperando
respuestas, le exijo que encamine su gestión hacia las verdaderas prioridades del país.
1. Invertir de manera estratégica en infraestructura para conectar al país y mejorar la productividad.
2. Acelerar la transformación digital para modernizar el aparato estatal y facilitar el acceso a servicios básicos.
3. Replantear el sistema educativo para que nuestras niñas, niños y jóvenes tengan un futuro digno y competitivo.
4. Consolidar un sistema nacional de abastecimiento de medicamentos que garantice atención a toda la población.
5. Erradicar de una vez por todas el hambre y la desnutrición, que han sido un flagelo histórico para nuestra gente.
Señor Presidente, no se puede dirigir un país con indiferencia ante los problemas más graves. La democracia en Guatemala está en peligro; la desilusión y el desencanto de la ciudadanía aumentan cada día. Este primer año de gestión ha generado más dudas que esperanza, y eso debe preocuparle profundamente.
Le hago un llamado claro y directo: actúe con responsabilidad, con valentía y con el compromiso que el país merece. Cumpla con las expectativas que millones de guatemaltecos depositaron en usted. No podemos permitir que Guatemala continúe en esta agonía de una democracia que se desmorona lentamente.